El Hombre que Cayó a la Tierra: David Bowie en 25 canciones (II)

Los setenta fueron la década de Bowie. Pocos artistas, por no decir ninguno, fueron capaces de ser tan sistemáticamente brillantes como él a un ritmo de disco por año.

El Hombre que Cayó a la Tierra: David Bowie en 25 canciones (II) - Sin categoría Tal cadencia resultaba imposible de mantener durante toda una carrera, y la resaca llegó en los ochenta, década en la que pegó varios palos de ciego a pesar de que el éxito acompañó.

Ya en los noventa, influenciado por las nuevas oleadas del rock alternativo que lo tenían en un altar, recobró fuelle y modernidad para dar paso a su serena etapa de madurez. Pero eso sí, no perdió su capacidad de sorprender, como muestran los momentos más extraños de su último álbum-epitafio.

Warszawa (1977, Low)

Crack. Bowie estaba ya en Berlín grabando con Eno. Adiós a las guitarras. La voz pasa a ser un instrumento más de apoyo a las texturas electrónicas, según mandaban los cánones del kraut. Todos sabéis cómo se llamaban Joy Division al principio, ¿no? ¿NO? Pues eso.

Heroes (1977, Heroes)

Suena todas las noches en todos los garitos del mundo. El himno definitivo.

Ashes to Ashes (1980, Scary Monsters (And Super Creeps))

Bowie deja Berlín, se instala en Nueva York y, en cierto modo, recupera los sonidos de su etapa glam. El mejor ejemplo, «Ashes to Ashes», secuela de «Space Oddity» (ahora sí) en el que nos presenta a un nuevo personaje circense. «You better not mess with Major Tom».

Teenage Wildlife (1980, Scary Monsters (And Super Creeps))

El artista inaugura con «Scary Monsters» los 80, década en la que su figura volvería a ser fundamental, a pesar de sus devaneos. Es el último álbum que grabaría con Tony Visconti hasta dos décadas después. También sería su último gran disco en mucho tiempo, gracias a temas como este.

Under Pressure (1981, Hot Space)

Queen ya como reyes de los 80 y un Bowie a punto de petarlo con «Let’s Dance» nos dejan para el recuerdo esta pegadiza tonada, con galimatías incomprensible de Freddie Mercury y preciosa estrofa final de nuestro homenajeado.

China Girl (1983, Let’s Dance)

A pesar de su éxito comercial, «Let’s Dance» no es ni mucho menos su mejor disco. Aún así, pueden rescatarse temas como esta «China Girl», co-escrita junto a Iggy Pop para su «The Idiot» y con guitarra de Stevie Ray Vaughan. Produce Nile Rodgers.

Magic Dance (1986, Labyrinth)

1984-1993 fue un doloroso período de declive creativo para David. Una década gris de la que algunos rescatarán a Tin Machine, aunque yo me quedo con la simpática banda sonora de la entrañable «Dentro del Laberinto».

I’m Deranged (1995, 1. Outside)

Bowie no conseguiría encauzar su carrera del todo hasta la aparición de «1. Outside». Los tiempos habían cambiado otra vez y, de nuevo con Brian Eno, entrega un impecable trabajo conceptual de rock alternativo e industrial en el que puede rastrearse a NIN, The Smashing Pumpkins o The Cure. Y David Lynch, claro.

Little Wonder (1997, Earthling)

La elegancia y oscuridad de «Outside» da paso al caos y al desbarre electrónico de «Earthling». Álbum irregular pero valiente, en él nos encontramos con dos hits: «I’m Afraid of Americans» y esta «Little Wonder», su single más extremo, con el que finalmente entró en el mundillo rave. Nosotros lo conocimos aquí.

Slip Away (2002, Heathen)

A finales de los 90 Bowie finalmente entra en la edad madura de manos de su viejo amigo Visconti. «Hours…» es superado por «Heathen» con un tono similar: medios tiempos, rock adulto y electrónica ambiental. En el inmediato sucesor «Reality» repetiría esquema y luego, silencio.

Where Are We Now? (2013, The Next Day)

Tras el silencio de una década, Bowie regresa inesperadamente con la que ha pasado a ser una de sus baladas más bellas. Aún no lo sabíamos, aunque lo sospecháramos, pero aquí comenzaba a despedirse, en concreto de sus años en Berlín.

Blackstar (2015, Blackstar)

Si «The Next Day» fue el luminoso álbum del Adiós, «Blackstar» es el álbum del Más Allá. En su tema título, el más revolucionario en varias décadas, David parece estar entonando letanías ya desde otro plano. Una oscura e inesperada despedida, estremecedora por la autoconsciencia que desprende: «Something happened on the day he died». Y tanto, amigo David. Y tanto…

 

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