/Crónicas///

Blind Melon – Bilbao (10/11/2012)

Christopher Thorn, Rogers Stevens, Brad Smith, Glenn Graham, Travis Warren
8.0
Sala BBK, Casi lleno
Precio: 15/20 € (con tarjeta BBK)

Con miedo a la posible ausencia de Cristopher Thorn (el guitarrista había sido baja por enfermedad en Santiago) nos acercábamos a la Sala BBK a ver a Blind Melon, una rara avis del panorama musical de los 90. En parte por su música, que ni se encuadró en el grunge ni en esos sonidos más agresivos que dominaron la época, sino que resucitó unos sonidos de rock psicodélicos más suaves y en tono con su ascendencia «hippie». Y rara avis también porque, pese a estar marcados por la dramática muerte de sobredosis de su alma y cantante Shanon Hoon, la banda se ha sobrepuesto con un sustituto muy acorde a su legado y al que además los fans adoran. Quién no recuerda con especial añoranza ese concierto de regreso absolutamente épico que ofrecieron hace unos años en el Azkena Rock Festival.

Con algo de lío de horarios (parece que nos perdimos a Jonny Kaplan) la banda finalmente empezó unos diez minutos pasadas las 21 ante una sala llena o al menos el patio de pie debía de estarlo. Claro que según los estándares de comodidad de la sala BBK el espacio era más que holgado. Comenzaron a piñón con «2×4» una de sus canciones con mayor garra y que ya le sirvió a Warren para demostrar que venía sobrado de voz y los rumores de baja forma eran infundados. Salió además, suponemos que en un guiño a la situación española con una máscara de Guy Fawkes, que no le impidió acometer sus tareas vocales. La banda original lució magistral, tanto en el plano musical como el actitudinal, se les veía encantados de estar allí y además muy cómplices con Warren, con quién tuvieron sus más y sus menos en el pasado.

El público, entregado desde un primer momento, fue enseguida arengado por el propio Warren, que no paraba de acercarse a las primeras filas e incluso en un arrebato algo inconsciente, saltó del escenario prácticamente cargando contra la gente. Hizo también llamadas constantes al público de butaca del piso de arriba a que se levantara y participara de la comunión banda-fans. La cosa no llegó a los límites que alcanzó en el citado festival, donde se palpaba en el ambiente una excitación mucho mayor, pero no obstante es de valorar que con un repertorio que tampoco es precisamente la fiesta del rock n roll consigan despertar esos ánimos.

Más bien casi cada tema de la banda tiene su lado rockero y su lado más tierno o folkie. «Soup», «Paper Scratcher», «Drive», «I Wonder», todas con ese particular fluir psicodélico, agridulce y ese buen gusto que rezuman las composiciones de la banda y en los que resulta tanto deleite ver a Warren cantar y vivir los temas en constante movimiento, agachándose o moviéndose por el escenario, como observar los juegos de guitarra entre Thorn y Stevens o la sección rítmica compuesta por el afabilísimo Brad Smith y el más eclipsado Glen Graham.

Cualquiera diría que en su situación, ese «For My Friends» que editaron en 2008 sería más lastre que otra cosa para un directo en el que la gente quiere temas antiguos. En un acto de generosidad y mal que les pese a los fans de un disco más que correcto, ciñeron el repertorio a sus tres primeras obras. Un Travis Warren que se dedica a honrar la figura de Hoon casi imitándole, aunque con un registro algo más rockero, le dedicó a este «Change», unos de los singles más celebrados de la banda y más tarde se le vería entonando «No Rain» por partida doble, primero la «Ripped Away Version» que sonó más hipnótica y Jane’s Addiction que nunca, para finalmente arrancar con ese universal hit folk-pop que ha sonado en todas partes.

Este pareció tan buen momento como cualquier otro para echar en cara a Warren lo único que no nos agradó. Está bien querer crear ambiente con el público, pero entre las peticiones de palmas constantes y las numerosas veces que pasó el micrófono, a veces con desastroso resultado, llegó a ser cargante. Cantantes, dedíquense a cantar, que bastante se anima ya la gente a hacer coros sin que nadie se los pida. Por cierto, que Brad Smith también se cantó un tema de su proyecto propio Abandon Jalopy, que no es que chirriase pero cuanto menos curioso que tenga cabida en un concierto de Blind Melon. Aunque con la ceremoniosa «Galaxie» uno de los grandes momentos antes de los bises y el contagioso riff acústico de «Mouthful of Cavities» después, todo el mundo quedó contento.

En definitiva vimos a una banda en forma, sobrada a la hora de reinterpretar sus propios temas, seguramente con mayor fuerza que en su día gracias al tirón de Warren. Una auténtica oleada emocional para los nostálgicos que sin embargo pudo quedarse en muy correcto o buen concierto para los menos fans. Ahora sería lo suyo que si la banda planea tener continuidad (ya han afirmado volver en verano y se dice por los corrillos de su presencia en el próximo Azkena Rock Festival) desarrolle su personalidad y componga algo nuevo. Y que se atrevan a tocarlo, claro.

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10 de noviembre de 2012