/Crónicas///

Una idea conceptualmente poco habitual como la de llevar a tus invitados a una fiesta en un lugar desconocido era lo que nos proponían los chicos de Jägermeister, con la presencia de mucho alcohol y todo unos Liars que nos debían unas cuantas visitas a Madrid. Así que claramente la presencia se dividía entre los que venían a pasar una noche de jueves desenfrenada y los que venían que ver a algunos grupazos. Bueno, algunos nos incluíamos en ambos grupos.

A la por entonces secreta casa le pusimos cara, finalmente fue la finca El Pendolero de Torrelodones, con una ambientación sorprendente y con unas vistas idílicas a la gran ciudad. El hall de entrada se antojaba pequeño para la descarga de Liars, pero sin embargo el alcohol hizo que muchos vieran pocos conciertos y todos estuviéramos muchísimo más comodos. Cosas previsibles.

Aún así el recibimiento vino más bien de la mano de Girlcore adueñadas de la habitación de la hija y de su baúl de vestiditos. El travestismo cada vez es menos impactante, pero no lo podemos evitar y algún vestido cae para los chicos. Entre eso y la cena a la que nos convidaron, era el momento de los conciertos para los que habíamos venido a ello.

Los primeros, a modo de Black Lips patrios y más gamberros, fueron Novedades Carminha desde Galicia. Mucha actitud derrocharon, demasiada a decir verdad, porque al tercer escupitajo nos quedó la sensación de pensar que su actitud era totalmente de cartón-piedra. Una pena porque ese rollo garage y punk, con mucha melodía y letras en castellano nos pareció curioso.

En medio de todo esto arrancó la sesión de Girlcore en el hall centrando todas sus fuerzas en el sonido breakcore tan de moda. Aunque más interesante era la propuesta de Fuckin Bollocks representando a Barcelona en la Habitación del Hijo. Demasiado pequeño e incómodo como para poder ver nada.

La actuación esperada era la de Liars, asi que mejor coger sitio delante para ver semejante descarga. Los que ya los habíamos visto los notamos no lo suficientemente alocados, sobre todo el siempre genial y desbordado Angus Andrew, como frontman. Podemos decir que con todo y con eso dieron una verdadera lección de cómo hacer del ruido algo rítmico y bailable, así como de la experimentación sonora algo para todos los públicos. Evidentemente su set de apenas 45 minutos nos supo a poquísimo, contentando eso si con las esperadas «A Visit From Drum», el pogo que se montó en «Plaster Casts of Everything», la punk «Scarecrow On a Killer Slant» y  su más reciente éxito «Scissor». Lo dicho, echamos de menos más de «Drums Not Dead» y «They Were Wrong So We Drowned».

Posteriormente si hubo lugar en la habitación del niño para ver al dúo Comanechi. Sin duda que a una propuesta así de desinhibida y salvaje le venía bien tocar en la destartalada habitación, pero al final con ese sonido tan molesto, poco nítido y ruidoso la cosa quedó en un concierto de nuevo difícilmente apreciable.

Metronomy en el hall fueron otros de los que impactaron pero también cansaron. Su propuesta anda algo carente de contundencia, pero por contra lo suplen con unas enormes cualidades de funk y disco que le dan otro nivel a su propuesta en estudio. La gente se lo pasó muy bien con su luminosa propuesta, manteniendo a la gente en pie y moviendo el esqueleto a pesar de las horas.

Los encargados de cerrar fueron Crystal Fighters y hay que reconocer que no se quedaron nada lejos de merecer ese honor. Una soberbia labor de bases pesadas y bailables entremezcladas con sonidos puramente folk y fusion se confabulaban para directamente poner a todo el hall patas arriba. Suponemos que serían las ganas de fiesta propias de la madrugada, pero ni con Liars la gente respondió como con estos londinenses con raíces navarras que parece ahora no cuentan con las dos féminas del proyecto.

Como toda buena fiesta, al final sólo caras de cansancio.

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21 de octubre de 2010