/Crónicas///

Colour Haze – Viena (21/02/2010)

Stefan Koglek (guitarra y voz), Rasthofer (bajo) y Manfred Merwald (percusión).
8.5
Arenna, Lleno (1.000 personas).
Precio: 16 € (19 taquilla).

Casi que me desplacé al festival de Guadalest para ver a Colour Haze y por verdadera mala suerte o más bien, por la larga caravana de la gente que salía de Madrid hacia tierras valencianas me perdía su actuación en Alicante. Ahora todo lo contrario, nos desplazamos unos días de vacaciones a Viena y no pudo menos que entrarme la risa floja cuando tuve conocimiento de que tocaban allí, nada menos que acompañados por los también llamativos Mono. Y para ayudar, encima 16 euros. Impensable ese precio para un concierto de esas característica aquí, incluído llenazo hasta la bandera de la fenomenal sala Arena hasta la bola un domingo.

Mono no son una banda ultraconocida en España, pero si puede decirse que en ciertos círculos son una banda de muy reconocido prestigio y su último disco «Hymn to the Inmortal Wind» ha figurado en múltiples listas como de lo mejor del año 2009. Al que escribe, le gustan, pero no me llegan enteramente porque se me hacen repetitivos y porque siempre utilizan los mismos recursos para producir momentos de intensidad en su música. En directo, producen esa misma sensación de repetición, pero la muralla de sonido que despliegan ayuda a que sean una experiencia mucho más disfrutable. No son una banda nada visual. Tan sólo su bajista Tamaki, que también ejerce de xilofonista o pianista, permanece de pie agitándose levemente, mientras los dos guitarras, Yoda y Takaakira «Taka» Goto permanecen la mayor parte del concierto sentados. Es «Taka» Goto el que lleva el peso tanto musical como escénico de la banda, interpretando su música con visión únicamente para las primeras filas, que pueden ver como el singular guitarrista, se retuerce sobre su asiento y en ocasiones, se tira al suelo o maltrata a su guitarra. Desde «Ashes in the snow» hasta «Everlasting light» el concierto de hora y media se hizo muy entretenido, mejor cuando la música usaba el recurso low – high que cuando permanecía al mismo nivel. Como anécdota también el gong de la batería de Takada que sólo uso en una ocasión pero que remarcaba visualmente el lugar de procedencia de la banda.

Colour Haze no son una banda, para nada, conocida en España. Sin embargo en Austria levantan pasiones, entiendo que por proceder también de la vecina Bavaria. Yo pensaba que serian los teloneros de los japoneses, pero nada más alejado de la realidad. La mayor parte del abundantísimo público estaba allí por Stefan Koglek y los suyos. Si uno tiene la impresión de que el público austriaco es frío, para nada tenía que ver con la que se organizó en las primeras filas con la gente bailando literalmente como si estuvieran en una fiesta al aire libre. Todo el peso de la banda se la echa el altísimo y descalzo Stefan Koglek encima, mientras que Rasthofer (bajo) y Manfred Merwald (batería) se limitan a seguirle, el primero en una posición completamente estática, atento a lo que hace el maestro de ceremonias. La fiesta que se organizó con temazos como «Aquamaria», «Tempel», «All», «Silent» o el muy directo, con esa manera especial de tocar la guitarra,«Moon» era para vivirlo. Ellos son buenísimos. Quizás incluso demasiado. En los temas abundaban las jam, en las que Koglek se dedicaba a improvisar mientras Rasthofer simplemente le seguía. El concierto se fue por encima de las dos horas largas, peligrando la vuelta a casa en una ciudad desconocida. Me impresionó mucho la primera parte, pero el tema final alargado con improvisaciones, desembocando en un cover de «American Woman» y el estress de la hora del cierre del metro, no pude disfrutarlo lo que debiera. Se notó que parte del público había abandonado incluso la sala. Fue incluso excesivo.

Mono dejan una impresión en directo muy superior a lo que hacen en sus discos. Colour Haze, y sobre todo, su indiscutible líder, Stegan Koglek son impresionantes, aunque en la parte final, me llegaron a saturar. Seguro que en Guadalest y al aire libre lo habría disfrutado más. Pero es increible la manera de tocar e improvisar de Koglek y cuando tocan temas más reconocibles, son de lo mejor que he tenido la suerte de ver encima de un escenario. Sin dudarlo, repetiría.

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21 de febrero de 2010