/Crónicas///

Crystal Castles – Barakaldo (15/02/2013)

Alice Glass, Ethan Kath, (Christopher Chartrand)
8.0
Rock Star Live, Medio lleno
Precio: 20/24 €

Por fin y esta vez sin lesiones que lo impidieran, llegaban Crystal Castles a nuestras salas. Interesante oportunidad de verles, dado lo muy cotizados que están en festivales y no es para menos. De hecho uno de los peros de la cita fue que el ambiente fue algo más frío de lo que cabía esperar. La gran sala estuvo lejos de llenarse y tampoco se encuentra en un sitio que de pie a que la gente siga de fiesta precisamente. De igual forma tampoco ayudó mucho la telonera, Dj Nara, también locutora de bi fm que hizo una sesión de cuyo gusto no dudamos pero ante la generalmente nula atención de los pocos congregados y mientras el resto aprovechaba para cenar o tomarse algo en los locales hosteleros del centro comercial. No es la mejor idea un dj como telonero, aunque cierto es que tiene que ser complicado acertar con una propuesta para antes de la pareja.

Sin embargo para cuando salieron Alice Glass, Ethan Kath y su batería de gira Christopher Chartrand, ya estaban los ánimos bien predispuestos. Desde un primer momento las miradas de todos se fijaban en esta nueva diva del punk del siglo XXI. Y es que verla entrar a grito pelado con «Plague», haciendo justicia a su fama de sonido muy imperfecto pero actitud y presencia escénica mientras el público se vuelve loco ya da qué pensar. Pronto gastarían «Baptism», uno de sus temas más contagiosos a la par que marcianos y Alice hizo gala de otro cliché punk, escupir al público.

La ceremonia de los ruidos raros, el ambiente de rave en sala, los conatos industriales, las cegadoras luces estroboscópicas y láseres de colores que hacían aún más dificil ver los rostros de los protagonistas ya de por sí tamizados por la densa niebla. Así fue la pauta, Ethan siempre parapetado con el peso de su cacharrería electrónica, ella saltando, haciendo prácticas masoquistas con el micro, arrodillada en el suelo o por supuesto, los momentos preferidos de la audiencia, dejándose llevar por la marea humana o mejor, subida de piernas o rodillas por encima de las masas cual retorcida procesión pop.

Alternando momentos en los que prima el ritmo de baile como «Crimewave» con maravillas noise tipo «Doe Deer», nuevos temas como «Telepath» con maltratos del glitch y el sonido 8-bit de sus inicios como «Alice Practice», el dúo fue tejiendo su particular rave bastarda que a tanta gente cautiva, de diferentes universos además. Pero además no sonaron mal esta vez. De hecho, chocó notar como por ejemplo las melodías de «Celestica» se escucharon cristalinas, muy cercanas al disco, voz incluida. ¿Es una cuestión de actitud, de preferir transmitir pasión a perfección en según qué momentos? Probablemente.

Lo cierto es que entre fogonazos de luz, peripecias de Alice y decenas de móviles en alto para captar a su ídolo, se nos fue consumiendo el concierto con rapidez y sin grandes altibajos. Y es que Crystal Castles han dejado claro en su tercer disco que evolucionan hacia sonidos más convencionales, a la par que dan alguna muestra de repetición de la fórmula, pero su directo al menos de momento no se resiente de ello. Al contrario, acumulan una sucesión de singles de la electrónica de los últimos tiempos envidiable.

Sin embargo si reservaron para la recta final algún trallazo más populista como «Sad Eyes», ya convertido en uno de los momentos más celebrados. Y qué decir de esa versión de «I’m Not In Love», himno de new-wave/glam de sus vecinos de Toronto Platinum Blonde, que es una auténtica verbena en directo. Como seguramente era un cierre demasiado festivo y complaciente, regresaron para darnos un poco más de ritmos oscuros y estridentes, entre ellos esa «Yes/No» que es un guiño a los más fans.

Tiene parte de misterio el caso de los canadienses qué duda cabe y por mi parte tengo curiosidad por ver qué futuro les espera. Si tal vez pase la moda y queden como grupo de culto para amantes de todo lo que va del industrial a la new-wave pasando por la EBM o quedarán ya como vacas sagradas de la electrónica para poperos y rockeros, como pasara con los grupos del big beat en los 90. Veremos.

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15 de febrero de 2013