/Crónicas///

Jazzaldia – Donostia (28/07/2013)

9.0
Basque Culinary Center, 200 personas aprox
Precio: Gratis

Todavía con la resaca del concierto divertido de !!! en Zurriola, amanecíamos unos pocos intrépidos con la cita de Secret Chiefs 3 en sesión matutina subrayada en el programa. El grupo que dirige Trey Spruance con sus escuderos habituales (Timb Harris al violín y Ches Smith a la batería, entre otros) vaya por delante es especial para algunos de esos intrépidos con pocas horas de sueño, entre ellos un servidor que participó por ejemplo en la organización de las últimas visitas de la banda a Madrid. Pero, con objetividad, lo vivido en el Basque Culinary Center fue una velada más que notable para curiosos y seguidores.

El centro culinario donde se celebraba el concierto no es otra cosa que una escuela de cocina de orígen vasco. Algo así como una universidad en la que enseñan a hacer pintxos. Así que la primera sorpresa era que el concierto se celebraba en la explanada anexa al aire libre, algo que dotó al concierto de un sonido perfecto y de un ambiente cercano y agradable. La segunda sorpresa era que había barra libre de cerveza, pero es que hubo una tercera sorpresa en forma de cajita con una muestra de diez pintxos bastante suculentos. Con este anticipo al concierto, nada podría salir mal.

Si en su paso por el Masada Marathon la noche antes no habían ido ataviados con su tradicional túnica con capucha, para el concierto del domingo si se atrevieron con ello, aunque pásandose esta vez al blanco. Al fin y al cabo la música de Secret Chiefs 3 es tan oscura como luminosa y llena de colores. Si en Masada se habían presentado con un guitarrista extra y atacando sólo el reciente trabajo Masada, en su 75% de concierto matutino sólo hubo tiempo para clásicos de la banda: la calma de «The 3», la versatilidad de «The 4 (Great Ishraqi Sun)», la pegadiza «Vajra», «Bereshit» y una algo desangelada «Personnae: Halloween» que fue lo único de lo que quejarnos junto a la ausencia de «Renunciation» o «Exodus«. El resto de concierto fue prácticamente lo interpretado en el show Masada, de nuevo con el guitarrista de apoyo (al no tener indumentaria oficial salió con uno prestado de los cocineros del centro) donde brilló mucho el precioso hammond de Matt Lebofsky.

Hubo algo mágico en el ambiente, algo que creo que Trey Spruance y sus chicos notaron. Con el Sol por fin brillando tras las copiosas lluvias del resto del fin de semana a Spruance le dio por saltar y disfrutar de cada nota que salía de sus manos, ya fuera con el saz eléctrico y con otro par de guitarras eléctricas. Igual podemos decir del vertiginoso y variado genio que es Ches Smith a la batería, de un Timb Harris que parecía poseído por su violín o de un Toby Driver cada día más a gusto en la formación.

Con el estómago lleno, sin sed y con una satisfacción absoluta en los oídos con la actuación vivida, sólo quedaba disfrutar del cierre de festival ya en la playa.

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28 de julio de 2013