/Crónicas///

Toundra – Bilbao (12/01/2013)

Víctor, Esteban, Alberto, Alex
8.5
Kafe Antzokia, Lleno
Precio: 10/12 €

Segunda sorpresa agradable en la misma semana para los conciertos en Bilbao. Confiábamos en el cartel y es que de una dupla del indie-rock noventero de Señores y el escalofriante rock instrumental de Toundra no hay que dudar en lo musical. Pero ¿respondería el público? Queríamos creer que sí, pero nuestras expectativas, y el aforo de la sala, quedaron desbordadas.

Tal fue la sorpresa al llegar a la sala y ver que los Señores bilbainos estaban comenzando con puntualidad británica a desgranar primero algunos temas de su recién editado EP «Señores se casan», que siguen esa misma línea entre lo melódico y lo áspero. En directo dieron una dimensión algo diferente, con atronadores bajos y esa melancolía vocal emanaban una tristeza ruidosa muy interesante. Pronto irían dejando paso ya a esos pequeños himnos locales que son «Mírame», «De Nada» o el cierre con «Agujas» para cuyo estruendoso final contarían con la colaboración de un trompetista, al igual que antes hubiera salido un acordeonista a matizar esos sonidos que tanto nos recuerdan a Nueva Vulcano.

Con la ilusión del grupo nuevo más el buen hacer de gente que lleva bastante en esto de la música, consiguieron ser bastante más que unos teloneros a olvidar y bordaron un concierto por lo menos al nivel del que les vimos en BilboRock. Debe ser cosa de equilibrios porque ese estar a caballo entre el pop y texturas instrumentales mucho más abrasivas hace de su propuesta algo abierto a más público del que pueda parecer. Varios fans de Toundra se preguntaban quienes eran esos Señores, que parecían poperos, pero metían las justas dosis de ruidera como para interesarles.

Pequeño éxito para lo local, pero aún contando amigos y parroquianos eran los Toundra y su muy aclamado «(III)» los que habían conseguido llenar el Kafe Antzokia. Tomemos como simple referencia que su anterior disco, el ya muy laureado «(II)» lo presentaron en El Balcón de la Lola. La matemática más básica nos dice que promotora y banda aceptaron un considerable riesgo y salieron claramente vencedores. De modo que al escenario salieron, sin micro alguno, ni para presentarse ni para decir lo que iban a tocar a continuación, ni nada. Instrumental en el más puro sentido de la palabra, toda una declaración de intenciones, en sus conciertos manda la música.

Entre mucho humo, tres siluetas encabezaban un ritual al que se entregaban con diferente actitud. Mientras Esteban a la guitarra se mostraba a menudo sonriente y mirando al público, Víctor al flanco izquierdo y Alberto al bajo encarnaban una posición algo más ensimismada. La batería de Alex fue en casi todo momento motor de la máquina, mientras que el quinto miembro en la sombra, Manolo (Emerge, The Hardtops) que les acompaña en sus directos, se ocupaba de dar color a las melodías con los teclados. Y es que el rock progresivo de Toundra es demasiado ambicioso en estudio como para poder clavar todos esos matices. No a todos los rincones se llega, pero el trabajo instrumental tanto como de sonido fue prácticamente impecable. Potencia pero con cabeza es lo que tuvimos esa noche.

Así comenzaron a desgranar «(III)» con una «Ara Caeli» de ajuste y una «Cielo Negro» con efectos tormentosos incluidos en la que ya parecía estar todo encarrilado. Con parones los justos entre canciones y muchas veces ni eso, la banda fue hilvanando un concierto de esa abierta visión del post-rock en el que se pierden las normas por el camino. Y ojo, que fue un concierto repleto de sus temas más salvajes y con momentos tremendamente metaleros (curioso como se han colado con estos sonidos hasta en las listas más indies de lo mejor de 2012). Pero Toundra han conseguido en sus canciones evitar la previsible estructura «in crescendo» del post-rock y lo mismo empezar a piñón la beligerante «Marte» para luego irse relajando, que tejer una paciente trama progresiva en «Bizancio» que estalla con toda la furia al final.

Como decimos, salvo Esteban, predominó la sobriedad en su interpretación. Sobriedad que no estatismo y en parte debida a la falta de comunicación verbal, pero el buen rollo entre ellos, las bromas y la felicidad de ver como estaban conquistando la noche era patente. En cambio sí que animaron al público a dar palmas en algún que otro parón antes del arrebato final de las canciones. Recurrieron a su ya lejano primer disco para rescatar el chirrido de una tremenda «Medusa» que sigue igual de vigente entre sus nuevos temas y tras ella hicieron el único parón notable, pero ni siquiera se molestaron en salir del escenario.

Volvieron con el tremendo enlace de «Magreb» y «Zanzibar», portadoras de ese toque étnico que tanto nos enganchó en su día y cerraron si no recuerdo mal con «Espirita», porque es difícil estar inmerso en el clima que desarrollan en directo y no perder la noción. Y qué más comentar, que cuando hablamos del «hype» de Toundra lo hacemos siempre en términos positivos. Porque ahora mismo, estos madrileños se encuentran a la cabeza del género a nivel internacional y los dedos de una mano nos sobran para enumerar mejores directos que el suyo en este ámbito.

Imbuida por el fervor del concierto la gente pedía otra y Esteban se disculpaba porque no tenían más, ya sólo quedaba la foto de rigor para inmortalizar un concierto que seguramente marque un punto de inflexión en la relación de la banda con el público de Bilbao. Lo cierto es que fue una duración más que suficiente y seguramente a partir de ahí correrían el riesgo de saturar, al menos en el formato en que venían. Otra cosa es si hubieran traído aparte de teclista, su formación de «orquesta» que les permitiría interpretar algún que otro gran tema que en este formato han de descartar. Algo que por aquí aún no hemos visto y que una sala como el Kafe Antzokia merecía. Seguro que la próxima vez sabiendo la base de fans que tienen por aquí pueden tomar nuevos riesgos.

Contenido relacionado

12 de enero de 2013