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Beck – Morning Phase

Beck - Morning Phase portada
Capitol, 2014
Productor: Beck
Banda: Beck Hansen, Joey Waronker, Roger Joseph Manning, Jr....

Géneros: , ,

7.8

La carrera de Beck ha sido siempre, hasta cierto punto, impredecible. El nuevo milenio le vimos inaugurarlo con aquel fenomenal “Sea Change” (2002), introvertido y melancólico, que pocas pistas pudo dar sobre el exitoso retorno al pop de “Guero” (2005) y “The Information” (2006). Con “Modern Guilt” (2008) se acercó a terrenos más rockeros y psicodélicos, y ahora, seis años después, se ha quedado sólo con este último adjetivo y ha retrocedido más de una década en cuanto a sonido para entregarnos “Morning Phase”.

Y es que con sólo unos minutos escuchados, los de la intro y la excelente “Morning”, nos damos cuenta que estamos ante algo así como el hermano pequeño del primero de los mencionados álbumes (el propio Beck lo admite, y varios músicos que tocaron en aquel también lo hacen en éste). Pequeño porque no alcanza las cotas de brillantez de su predecesor conceptual, pero por tampoco suponer ninguna revolución o al menos novedad en su música como sí pudo serlo ese disco en sus recogidas intenciones.

Ritmos relajados, guitarras acústicas, reverbs, atmósferas cálidas, piano, una voz que se limita a cantar, sin forzar ni rapear en ningún momento… una faceta que ya le hemos oído previamente pero que aquí se vuelve hilo principal, que quizá haga de “Morning Phase” un disco de folk-pop sin pretensiones, pero no por ello un disco necesariamente menor. Ya que el angelino es capaz de impregnar de su acusada personalidad y talento cualquier obra que se proponga, y aquí vuelven a relucir ambos aspectos aunque pueda decepcionar al fan del Beck Hansen más atrevido y experimental.

El tono es, por tanto, bastante homogéneo, y el indicado en la primera canción es el que sigue en general el resto de composiciones; variando entre matices más folk (“Say Goodbye”) o psicodélicos (“Heart Is a Drum”) según el caso. Dentro de estos márgenes nos encontramos con temas como el de adelanto, “Blue Moon”, cuyos nostálgicos coros se antojan irresistibles; “Blackbird Chain” que por su poso pop no desentonaría en aquel lejano «Mutations» (1998); o la bucólica “Country Down”, que mira al medio oeste, harmónica incluida. Como curiosidad, se permite, dentro de un disco tan ensimismado y hasta ombliguista, deja entrever lo que puede haberle afectado la música de Bon Iver en “Turn Away”.

“Waking Light” cierra la colección añadiendo un poco de apacible épica, como si Hansen acabara de despertarse y viera amanecer desde una casa junto a la playa. Una estampa visual que complemente bastante bien la música de este “Morning Phase”; en el que realmente hay poco que pueda decirse que sobre, pero tampoco nada que destaque especialmente sobre lo demás. Por lo que puede decirse que Beck ha conseguido crear una obra perfectamente consistente y cohesionada, y esto, a la altura de un duodécimo trabajo, es algo digno de todo respeto y admiración.

 

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1 de enero de 2014