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Lostprophets – Start Something

Lostprophets - Start Something portada
Sony, 2004
Productor: Eric Valentine
Banda: Watkins, Lewis, Gaze, Richardson, Chiplin, Olive

Géneros: , ,

7.6

Lostprophets sorprendieron gratamente con el ruidoso, estridente y adictivo The Fake Sound of Progress hace así como tres años. A primera escucha esta segunda entrega ya advierte cambios importantes. Más melodía, menos caos, sonido más pulido… tal vez sea la suma de muchos factores. Por un lado la producción de Eric Valentine que si bien ha trabajado con QOTSA, también lo ha hecho con Good Charlotte o Smash Mouth. O la intervención de David Campbell (que lo ha hecho con Green Day, Hole, Beck o Alanis Morrisette por citar algunos) en las orquestaciones. Incluso tal vez la aceptación comercial del emo-core puede haber influido. La banda asegura haber madurado compositiva e instrumentalmente y ya no hacer canciones basadas en una sucesión de riffs. Veamos pues, el alcance de esta metamorfosis.

El disco se abre en We Still Kill the Old Way a un estilo que bien podría hacerlo Linkin Park, con un riff acompañado de electrónica para llegar a transformarse en un ritmo de guitarras y batería mil veces más hardcore y aproximado a bandas como Snapcase o Amen. Pero la magia de Lostprophets coloca las canciones en terreno de nadie, hardcore melódico, crossover, numetal, emocore… gracias a coros pegadizos, voz melosa, furia eléctrica y turntablism de calidad. Decididamente se nota el cambio.

To Hell We Ride es un hit en toda regla que colaron en la banda sonora de un famoso juego tunero. Estupendas guitarras, estribillo gritón y machacón, pero sobre todo pegadizo, una fórmula que la banda mantiene. Seguida viene Last Train Home el single de presentación, más poppie que de costumbre, con una alternancia de melancolía y alegría efusiva que les emparenta por la vía del emo a Jimmy Eat World o Blink 182. No en vano, componentes de Good Charlotte intervienen en el apartado vocal.

Brillante intro de nuevo para Make a Move, construida sobre sugerentes atmósferas y samples del DJ. Resulta ser un tema más bien reposado que nos podría recordar a Incubus, aunque solo en ciertas partes, ya que el estribillo estalla en grandilocuencia vocal. Curiosos tiempos en que la épica y el hardcore hacen esfuerzos por fusionarse, y es que el vocalista Ian Watkins no oculta sus pasiones por bandas tan alejadas de su órbita como Queen. Un contrapunto con redoble de batería enlaza con Burn Burn que de nuevo hemos de asociar a los Incubus más vitalistas, guitarras que acompañan una pose muy rockera cercana al hardcore melódico más soleado. No es precisamente su tema más inspirado, pero su ritmillo invita a moverse.

En I Don´t Know también se nota la escuela Kilmore en los efectos envolventes que utiliza el DJ, aunque de nuevo el estribillo se llena de voces y guitarras pegajosas, cortesía de Lewis y Gaze, al estilo de un perfecto single, etiqueta que vendría bien a un 85% del disco.

Gothic es un tema de ambiente en principio tan oscuro como el nombre indicando donde comienza susurrando, retorciendo el estilo Patton hasta asimilarlo a lo comercial. El resultado del experimento, es ligeramente peor que el resto de temas, que parecen más espontáneos. Y es que a nadie se escapa que con la relativa sofisticación y madurez adquirida, se pierde una de las virtudes de su debut, mucho más desconcertante a nivel de estructuras.
Podemos observar su acercamiento al rock alternativo en algunos temas. Goodbye Tonight es una disfrutable canción power-pop de toques Weezer, pero de nuevo algo flojo para el nivel tanto de decibelios como artístico al que nos tenían acostumbrados. Lucky You por su parte tiene una voz más susurrante y frágil, propia de bandas como My Vitriol y que recuerda al Billy Corgan más plácido.

Y así muchos temas a destacar, como la esquizofrénica fusión de violines y electrónica en A Million Miles o Last Summer, el tema que mejor explota su nuevo lado más popero, consiguiendo evocar paisajes soleados y mezclarlos con cierta épica en el estribillo, la que destila la voz. We Are Godzilla, You Are Japan en cambio, aporta el lado más esquizofrénico y acelerado de su hardcore que rematan con exquisitos toques lounge, uno de esos detalles que enriquecen discos.

Los puntos fuertes del disco, una vez más, las intros e interludios, algo en lo que estos chicos demuestran buen gusto. Paradójicamente Sony no debió opinar así cuando reeditó su primer álbum quitándole precisamente los pasajes instrumentales entre temas, algo que generó descontentos entre los fans. Un buen ejemplo es el apocalipsis que va tornando electrónica en Start Something, y su cierre con atmósferas oscuras, entretejidas a base de teclados. Menos lúcido resulta Sway, ochentero y etéreo que palidece al lado del instrumental que cierra el disco, con sample de voz femenina incluida y claramente influido por la escena de Bristol.

Aún con lo dicho, podemos afirmar que Lostprophets son una banda de las grandes de su movimiento, cualquiera que sea. Y el mérito se reconoce doblemente cuando no son angelinos sino que desde Gales están eclipsando a muchas bandas de la costa californiana. De nuevo un disco fresco, efectivo, en el que es difícil destacar algo. La voz resulta muy efectiva, sin llegar a tocar a sus referentes Patton y Boyd, pero para hacer este tipo de música sin excesivas pretensiones artísticas ni innovadoras le sobra.

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1 de enero de 2004