/Reseñas///

Nudozurdo – Tara Motor Hembra

Nudozurdo - Tara Motor Hembra portada
Everlasting, 2011
Productor: Pep Roca
Banda: Leopoldo Mateos, César de Mosteyrín, Meta, Josechu Gómez, Jorge Fuentes

Géneros: , ,

8.2

«Tara Motor Hembra» es, a todas luces, el álbum de la encrucijada para Leopoldo Mateos y su proyecto Nudozurdo. Lo es porque, aunque «Sintética» les dio el espaldarazo de público y crítica necesario tras años de terreno valdío e incertidumbre, ese disco era para cuando por fin apareció en 2008 agua pasada para su autor, ya que había sido grabado y olvidado en 2005 para luego ser rescatado en esa fecha por Recordings From the Other Side. Así que es con este tercer álbum con el que el madrileño tiene que demostrar en tiempo presente que sus discurso musical y su pericia como compositor siguen igual de vigentes que cuando grabó sus anteriores canciones hace ya seis años; que no se ha quedado todo en desenterrar un bonito cadáver, tan efímero como inútil.

El primer tema,«Golden Gotelé», puede dar una falsa opinión y hacer sospechar a priori. Una caja de ritmos, consecuencia de la marcha de Jorge Fuentes y la aún no presencia de Josechu Gómez, y guitarras atmosféricas, unidas a las sempiternas letras dolientes de Mateos. Un gran tema sin duda, pero que podría haber encajado perfectamente en su obra previa. Es a partir de «Prometo hacerte daño» y, sobre todo, «No me toquéis», cuando se presentan los Nudozurdo de 2011: los que gustan de implantar su sonido en directo, más crudo, más noise que shoegaze, y menos pop, entre los surcos del disco, pero sin olvidar las oscuras melodías.

«Prueba/Error», sencillo de adelanto, reúne todas estas nuevas condiciones y se ha convertido, dada su condición de presentación, en paradigma de la actualidad de la banda. La intensidad sigue presente en «Conocí el amor», tema de potente riff y primitivismo en la percusión, en contraposición al frío aparato antes mencionado.

Cabe hacer hincapié en lo, de nuevo, oscuro de los textos de Leo. El desamor y el dolor que ello conlleva, unido a una fuerte componente, digamos, sadomasoquista en cuanto a los sentimientos, siguen siendo el pilar en torno al que se construye toda la estructura. En torno suyo, la ambigüedad sexual («Mensajes Muertos», primera balada de dos del álbum), la culpa, la soledad, la alienación y el resto de un difícil, por temas que no por comprensión, imaginario ya bien conocido a estas alturas.

«Láser Love», con sus casi nueve minutos de duración, es un magnífico ejemplo de post-punk progresivo que gira alrededor de un mismo acorde, obsesión estilística del grupo en general, y al reverb. Una canción de silencios podría decirse, que hace del eco y la pausa su fortaleza para llenar todo el vacío. Y quizá sea «Sueño Demo» el tema más radical que hayan compuesto los de Madrid hasta el momento: una pieza a base de percusión tribal (aspecto clave en el disco, como ya hemos dicho), sintetizador y ruido de fondo a lo My Bloody Valentine. Dos temas realmente valientes y que quedan como de lo mejor de un álbum que a estas alturas ya se nos antoja notable y a la altura de su predecesor.

Lástima de la demasiado alargada y plañidera «Dosis modernas», e incluso de la bonita, triste pero reiterativa (a pesar del dueto con voz femenina) «El Diablo fue bueno conmigo», que hacen terminar al disco de una manera un tanto lánguida y suave, cuando lo que requería quizá eran cortes más experimentales y extremistas, que hubieran redondeado aún más una evolución muy coherente por otra parte. Ya que no nos engañemos: «Tara Motor Hembra» es finalmente otro excitante álbum, menos directo que «Sintética» sí, y quizá sin himnos del calibre de «Mil espejos» o «El hijo de Dios», pero que sigue creciendo más y más con cada nueva escucha. Así que podemos respirar tranquilos: ellos y nosotros…

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1 de enero de 2011