/Reseñas///

Radiohead – In Rainbows

Radiohead - In Rainbows portada
Autoeditado, 2007
Productor: Nigel Godrich, Mark 'Spike' Stent
Banda: Thom Yorke, Jonny Greenwood, Ed O'Brien, Colin Greenwood, Phil Selway

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8.3

Radiohead son un grupo que siempre se caracterizó por marcar el rumbo de la música, o al menos de toda aquella con vitola más o menos alternativa. Así fue ya desde The Bends, disparándose el fenómeno con OK Computer para finalmente convencer al mundo de que discos experimentales como Kid A o Amnesiac podían vender como el que más. Las vueltas de tuerca no dieron más de sí y con Hail to The Thief aterrizaron de nuevo al mundo de los mortales, perdiendo la capacidad de sorpresa, que no el buen ojo y oído musical. En este mismo marco de relax post-revolucionario habría que entender la séptima entrega del más famoso quinteto de Oxford.

Largamente esperado, «In Rainbows», de título y portada que rompen con la críptica oscuridad de la banda no fue víctima de tentativas fechas largamente postergadas como suele ocurrir en estos casos. Al contrario, la banda anunció en su página web la salida del disco 10 días antes, noticia que corrió como la pólvora demostrando que el prestigio que la banda se ha ganado no necesita de millonarias estrategias de marketing. Lamentablemente, la campanada en este disco la ha dado el tema de su distribución digital más que la música que contiene.

Las opiniones, desde las más fanáticas a las más descreídas comenzaron nada más comenzar las descargas del disco a través de dicha web. Tal vez a los primeros se debe esa precoz leyenda urbana de que «15 Steps» que abre el disco es el tema con mayúsculas de esta nueva entrega. No es que no apreciemos sus beats electrónicos con apariencia orgánica, si el tono más optimista que deriva de su tropicalismo, pero no supone ningún impacto. Si acaso mayor shock es el de «Bodysnatchers» que difícilmente se va a librar la etiqueta de la canción «stone age» del disco. Si en Hail to The Thief fue «Myxomatosis» su coqueteo con un tipo de rock grave del que se habían desmarcado, aquí lo hacen de una forma mucho más melódica, recordando inevitablemente a la pericia de Josh Homme en sus guitarreos rudos pero dulces, voces juguetonas, coros, ecos y psicodelia.

Podemos decir que la trepidancia decae con «Nude», un soul levemente experimental que potencia los agudos de Yorke sobre un clima calmado. Protagoniza seguramente el momento más flojo con «Weird Fishes/Arpeggi», que no despega pese a la vitalidad de un ritmo ágil que mezcla electrónica y pianos. En cierto modo se espera algo más de Radiohead que este tema que más bien me suena a los R.E.M. del Up (si, esos que querían sonar a Radiohead). Aunque la cosa mejora sobremanera cuando los ecos de oscuridad afloran en la parte final de la canción, recordando buenos momentos de la epoca Kid A-Amnesiac.

Afotunadamente esta sensación agridulce es calmada por la gravedad de «All I Need», tal vez el clásico de «In Rainbows», más propio de la era «Ok Computer». Entre la bruma campanilleante la voz de Yorke se siente especialmente confortable y podría ser el resumen de lo que la banda sabe hacer mejor. Con toda la complejidad instrumental que pueda tener, es un tema de relativa sencillez para la banda y logra emocionar incluso antes que su épico y barroco final. Actua de salvaguarda de la integridad por ambos lados y eclipsa en gran medida «Faust Arp», tal vez el tema menos lucido del disco. Aunque instrumentalmente su aire acústico con orquestaciones es más que interesante, decepciona por la forma atropellada del fraseo de Yorke que enmenudece ante el recuerdo de «Idioteque», sin ir más lejos.
In Rainbows no tiene mucho de conceptual pero la banda ha sabido combinar puntos flojos con fuertes. La guitarra que agita el esqueleto rítmico de «Reckoner» es muy deudora del trabajo de John Frusciante en solitario, como lo es la voz frágil y melódica que imposta Yorke. Esta influencia, que más bien sería circular, no resta méritos a una de las canciones con mayor ansia y éxito experimental del disco, sin perder el enfoque melódico. Y nuevamente, la alternancia nos trae la un tanto indiferente «House of Cards», con una atmósfera prolongada en exceso sobre un par de acordes de guitarra y sintetizadores que crean diferentes y efímeros efectos.

Y para el final guardan dos bazas de muy diferente talante. Primero «Jigsaw Falling Into Place», el otro tema rockero del disco, con Yorke cantando más de lo habitual, interesantes coros sintetizados y algo de la rabia que recuperaron en HTTT (vease 2+2=5). Finalmente, «Videotape» pone el broche final y con armas como su grave piano y extrañas percusiones que se precipitan hasta tropezar consigue evocar una emoción tal que engrandece el conjunto del disco que acaba.

El componente experimental podemos decir que no ha sido muy grande esta vez. Si bien Radiohead no se han lanzado a las mieles del pop-rock comercial, juegan con elementos ya utilizados por ellos mismos en la mayoría de ocasiones. Esto contribuye a encontrar a una banda en su terreno, algo que resta dosis de tensión. Incluso cuando recurren a los juegos progresivos se les nota mucho más relajados, no se sabe si incapaces o reticentes a mostrarse como la banda rabiosa y alienada que siempre fueron, desde el brit-pop con aires grunge de Pablo Honey hasta alegato político de Hail to the Thief.

Aún con todo, el patrón inconfundible se mantiene y se agradece. Porque que Radiohead no han creado su mejor disco es algo evidente. Pero tal vez antes de tirar la primera piedra habría que hacer examen de conciencia (o de carpeta del soulseek) y ver que tienen de tan especial esos Strokes o aquellos Interpol para comprender así la necesidad de que una banda a la que se le mira con lupa cada movimiento en falso siga haciendo discos.

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1 de enero de 2007