/Reseñas///

Soft Moon, The – Criminal

Soft Moon
Sacred Bones, 2018
Productor: Maurizio Baggio, Luis Vasquez
Banda: Luis Vasquez, Maurizio Baggio

Géneros: ,

7.7

Luis Vasquez sorprendió a propios y extraños con «Deeper», un disco en el que se armó de valor y salió del mundo del post-punk más electrónico y rayante para lanzarse de lleno al pop. Entendiendo el pop dentro de su universo, claro. Vasquez jugó a posicionarse como el Trent Reznor de los 2010 y damos fe que lo consiguió. «Deeper» fue uno de los lanzamientos más triunfales que el rock industrial para masas haya tenido en los últimos años. Un disco asfixiante, vicioso y obsesivo. Pero con los suficientes ganchos para encaramarse a las listas del año junto a las nuevas tendencias del moderneo.

Tras este paso de Vasquez hacia el foco mediático, nos quedaba ver si estaba dispuesto a seguir por esta tesitura que al tiempo que le da notoriedad, le cuelga ese sambenito de copión que no sienta bien a todos los egos. Es fácil de entender que «Deeper», con todo su impacto y frescura, no fuera lo mismo que un «The Downward Spiral». Sólo que probablemente lo fue, pero para una generación diferente. Una generación que ni siquiera se indigna porque Nine Inch Nails saquen material inane, porque las movidas de ese señor hormonado no les interesan.

No hay más que ver esa portada de «Criminal», con una foto de su creador en un cartel callejero para saber que estamos en otra época. Una estética que seguramente entronca más con el rollo del rap o el trap (dime si no podría salir Yung Beef ahí) que con esa abierta renuncia del culto a la imagen personal que marcaban los 90. The Soft Moon es decididamente más para amantes de Crystal Castles o Salem, que para fans de Ministry. Y a buen seguro que se codeará más con Kanye West que con Throbbing Gristle en los iPods de medio mundo.

En lo musical, «Criminal» continúa la senda de «Deeper», pero se esfuerza por enrarecer el lienzo, por desdibujar esas aristas que recuerdan sin remedio a Nine Inch Nails. Los hits vienen más contados, aunque son deliberados. «Burn» abre el disco marcándonos a fuego con la superposición de un riff heavy-metal y un patrón típicamente post-punk. Amenazante y bailable, como si Slayer y Joy Division tuvieran un hijo en el barrio chino de una gran ciudad. El otro single es «It Kills», que comparte esos ritmos de bajo melódico que cabalga el tema dejando hueco para los susurros. Reverbera el escalofrío en nuestras vísceras de androide.

Pero pronto nos desafían temas mucho más alienantes como «Choke», que con su industrialismo a golpe seco nos pondrá la cabeza como una peonza o la puramente ruidosa y ambiental «ILL». Nunca se sabe dónde queda el personaje y dónde la realidad, pero no deja de ser curioso que Vasquez, como Reznor cuando compuso su obra más decisiva, le canta a la desesperación, a los traumas y a la toxicidad de su interior, sumiéndose más en ellos por el camino. No son temas bonitos, pero el viaje sonoro resulta de impacto y va desde la rave noise de «Like Father» (su propia «March of the Pigs») a la agresión punk expresa de «Born Into This». Los momentos flojos son escasos, a destacar una «Young» sugerente pero que ni tiene gancho ni cuaja dentro del mal rollo reinante.

Dentro de todo ese odio que expresa hacia sí mismo, lo que está claro con «Criminal» es que Vasquez está cada vez más seguro de su voz. Las melodías vocales ganan peso, lo que antes siempre era susurro se va convirtiendo en canto, aunque sea con filtros y en baladas tan sui generis como «Give Something». Y aunque «The Pain» suene 100% a Soft Moon, ese estribillo demuestra una creciente atención al poder del gancho vocal. Y a nada que pongamos atención a ese final a priori escalofriante de «Criminal», no nos será difícil imaginárnosla en labios de cualquier diva del rnb moderno. Vasquez es bueno, no sólo en el terreno del rock industrial. Lo que está por ver es si conseguirá sanarse y saldrá del agujero. Y si a nosotros, como oyentes, nos conviene.

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1 de enero de 2018