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Surfer Blood – Pythons

Surfer Blood - Pythons portada
Sire/Warner, 2013
Productor: Gil Norton
Banda: John Paul Pitts, Tyler Schwarz, Thomas Fekete, Kevin Williams

Géneros: , ,

7.2

Surfer Blood debutaban en 2010 con un notable álbum de evidentes referencias noventeras que les puso casi de inmediato en el mapa del pop y el indie rock mundial. De sonido refrescante y melodías de alto nivel, para este segundo trabajo los de Florida no han variado demasiado su propuesta, aunque eso sí, los acontecimientos vividos por su líder condicionan claramente estas diez canciones. 

Estamos ante poco más de media hora donde la producción de todo un peso pesado como Gil Norton (Foo Fighters, The Pixies) se limita cumplir con su papel para que todo suene bien y limpio (¿demasiado?), y donde la herencia de unos Weezer pseudotropicales se sigue notando de forma evidente a cada segundo. El disco arranca con “Demon Dance”, un tema autobiográfico, como casi todos en Pythons, donde el cantante John Paul Pitts pide disculpas por todos esos sucesos de supuesta violencia de género contra su novia que al parecer le han rodeado en los últimos meses. Hay rabia contenida entre tanta melodía nostálgica, y ésta explota en torno a los dos minutos de canción cuando Pitts grita, en un registro novedoso para el cantante, aquello de apologies meet apologies. Unos coros sixties acompañan  hacia el final redondeando una de las mejores canciones del disco y presagiando que el cuarteto ha vuelto en plena forma. Luego no será para tanto.

 “Gravity” es una pieza juguetona pero intrascendente, y posiblemente la pieza más floja del álbum, pero representa muy bien lo que es “Pythons”, un disco adictivo que provocará que con pocas escuchas sus melodías se te claven en el cerebro y necesites volver a darle al play para refrescarte en este caluroso verano. Similar a “Gravity” es “Weird Shapes”, y no será hasta la algo más pesada y grunge, “I Was Wrong”, cuando con esa esencia agridulce tan de Rivers Cuomo, vuelvan Surfer Blood a dejar una pieza de interés real. De genial estribillo, su histérico final combina perfectamente con el arranque de la más soleada y tropical “Squeezing Blood”, y junto al punk-pop de “Say Yes To Me”, forman un bloque central que casi iguala los mejores momentos de su anterior, y bastante superior, “Astro Coast”.

En la segunda parte «Pythons» baja el nivel, y ni “Blair Witch”, ni “Needles And Pins”, estarán seguramente en los futuros repertorios de la banda. Algo mejor suena sin embargo la tenebrosa (si es que ese término se puede usar con la música de Surfer Blood) «Slow Six», y lo cierto es que con la bienintencionada “Prom Song” la banda recupera su mejor tono pariendo un cierre a la altura de los mejores momentos de Pitts y los suyos. 

«Pythons» es un trabajo que ya desde sus primeras escuchas te deja claro que no es una obra de arte. No estamos, por lo tanto, ante un álbum de los que nada más ponértelo te haga pensar en las interesantes estructuras que ha utilizado, o en los novedosos planteamientos que presenta. ¡Qué va! «Pythons» es mucho más sencillo que todo eso. Es un disco que tan pronto como deja de sonar se te borra del cerebro, pero que sin embargo, y esta es su gran virtud, acabarás quemando casi sin querer a base de repetidas y casi involuntarias escuchas. Es más, seguro que te lo acabas aprendiendo mucho antes de que te pongas por segunda vez la obra sesuda y experimental de turno que acabará arrinconada en tu disco duro esperando que «Pythons» le deje su turno. El verano, aunque esté lleno de sombras como el de Pitts, es lo que tiene.

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1 de enero de 2013