/Crónicas///

Adrift – Portugalete (06/11/2009)

Jorge, Macón, Dani y Jaime
8.0
Dink, Medio lleno
Precio: 6 €
Géneros: ,

Decididos a pasar una noche de viernes más en el entrañable Departamento 06 días antes nos enteramos de que era temporalmente clausurado para conciertos debido a las quejas de los vecinos de la zona. En fin, lo triste del asunto es que conciertos que deberían ser subvencionados y con recintos facilitados por el propio ayuntamiento se tienen que celebrar casi a escondidas y enseguida molestas a alguien. Por suerte el concierto pudo ser movido a la sala Dink, un poco más a desmano del centro en Portugalete. Una pena porque el ambiente en el departamento habría sido más acogedor (ni que decir que «cálido» también) para una banda como Adrift, veterana de la escena y querida también por el norte.

Abrieron Neila, seguramente la banda más idónea de la zona para acompañar a los madrileños y a la que estamos casi siempre encantados de ver. Cumplieron aunque no brillaron como en otras ocasiones, aparte que su setlist se nos quedó muy corto, contamos unas tres o cuatro canciones, teniendo en cuenta claro que lo suyo es el post-metal agónico y dilatado en el tiempo. Seguramente esta sobriedad tuvo que ver con el considerable retraso del concierto, en parte porque los Adrift se habían visto envuelto en un atasco en las carreteras vascas en aquella noche lluviosa.

La música de Adrift ya sabemos que es como un continuo trance metálico escupido con la virulencia de la voz de Jorge y ya han dejado bien claro que son una de las bandas más solventes que podamos encontrar hoy en día en directo. La brutalidad está asegurada, las fases de instrumentación matemática son precisas, los riffs cavernosos suenan auténticos y en definitiva los temas de su largo «Monolito» que predominan en su directo suenan tan desafiantes, cazalleros y a la vez intrincados como en disco.

Así «Berzocana’s Bells», «The Big Voice» o «Scar Thunder» dejan a cualquiera con la boca abierta o con el cuello roto, según sea tu modalidad de interactuar ante un concierto así. Y hablando de interacción, las primeras filas, que ya sabían lo que tocaba en la parte final del concierto, la despedida con su emblemática «Ramses», improvisaron un amistoso y divertido pogo final. Que vuelvan cuando quieran, al igual que El Páramo y por qué no decirlo, cada una de las bandas en que sus miembros están implicados, que el sello Adrift no parece defraudar.

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6 de noviembre de 2009