/Crónicas///

Minsk – Barakaldo (07/05/2009)

Timothy Mead, Tony Wyioming, Sanford Parker, Christopher Bennett
8.0
Edaska, 20
Precio: 8 €

El aficionado a la música está acostumbrado a que le pongan las cosas difíciles y sabemos que una de sus múltiples cruces son las horas de comienzo, dato importante especialmente en estas sociedades preparadas para que todos tengamos los mismos horarios cuadriculados, especialmente entre semana. Una vez más, sucedió que el concierto de Ketha y Minsk se prolongó más de una hora sobre lo estipulado. Puede sonar a pataleta pero no se debería jugar ni con el tiempo de la gente ni con algo que puede hacer que el ya de por sí escaso público que quiera disfrutar de estas bandas se ve aún más mermado.

Pues eso, que con bastante tardanza (algo aumentado por los datos que nos llegaron del concierto de Minsk en Madrid) salieron a escena los teloneros Ketha, cuya hoja rezaba que hacían un thrash metal progresivo. Bueno, no lo negaré pero parece una etiqueta demasiado ambiciosa para su metal de tintes noventeros con patrones rítmicos machacones. Más cercanos casi a algo entre Korn y Sepultura (sensación alimentada por su aspecto) que a unos Messhugah, a los que el cartel hacía alusión de forma clara. Personalmente lo de estos polacos lo dejaría en metal con toques esquizofrénicos.

Después saldrían Minsk a hacer un rollo completamente distinto. De superficiales escuchas de su obra, ya dan la sensación de estar en la onda de las grandes realidades del metal progresivo actual como Mastodon o Baroness. Parte de esa misma épica la comparten desde luego y la engalanan con sonidos tribales y exóticos de la forma que lo harían unos Mars Volta. Así no es de extrañar verles sacar instrumentos de viento de la familia del clarinete, artificios rítmicos varios o especialmente el impresionante armazón percusivo bajo el que se esconde el batería, casi tomando imagen de divinidad india de múltiples brazos.

Pocos temas sonaron, muy dilatados con partes poderosas y derivaciones hipnóticas, ayudadas por de su cantante que se encargaba más de su labor de atmosférico teclista. La voz fue si acaso la única pega, que en ocasiones no sonaba lo suficiente clara entre el resto de aquella mezcla algo mística y totalmente estimulante para los sentidos. Están llamados a pasar a primera fila del movimiento, esperemos que con su disco, «With Echoes in the Movement of Stone» aún por editar en la fecha del concierto consigan mayor repercusión mediática.

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7 de mayo de 2009