/Reseñas///

Failure – The Heart is a Monster

Failure - The Heart is a Monster portada
Autoeditado, 2015
Productor: Ken Andrews, Greg Edwards
Banda: Ken Andrews, Greg Edwards, Kellii Scott, Troy Van Leeuwen

Géneros: , , ,

8.0

En el cielo de las bandas de culto con escaso reconocimiento comercial, Failure tienen un hueco ganado. La banda capitaneada por Ken Andrews y Greg Edwards es referente para un montón de músicos de su generación y posteriores y no suelen ser reconocimientos de boquilla, pues es fácil reconocer detalles suyos en bandas como Cave In, Deftones o A Perfect Circle. En el mundillo del rock alternativo con ensoñaciones psicodelicas o espaciales, Failure son reverenciados.

Todo esto viene a colación de que Failure han regresado y, relativamente en silencio, han aparecido con la continuación de aquel «Fantastic Planet» que parecía destinado a hacer a la banda despuntar comercialmente, pero al final no. Y no es un decir lo de la continuación, ya que incluso la númeración de los interludios (segues) que engrosan el disco hasta los 18 cortes, sigue con respecto de los de su anterior obra, que data de 1996. Es la mejor forma en que el trío nos manda el mensaje de que aún siguen una misma senda.

«The Heart is a Monster» es en todo caso menos experimental que su predecesor, más adulto aunque sólo sea por lo que se nota en el aspecto vocal y va más a lo seguro, pero registra incluso un mayor detenimiento en esas texturas y ambientes que siempre les pusieron al margen del post-grunge, en el más despreciado sentido del término. Cierto que también hay un par de números de hard-rock como son «Hot Traveler» y «Atom City Queen» que nos hace ver las conexiones con la banda que recoge el testigo del rock alternativo más vendedor de nuestros tiempos. Hablamos de los Queens of the Stone Age en los que ¡oh, sorpresa!, hoy milita Troy Van Leeuwen. En este caso es un fenómeno curioso de retroalimentación entre ambas formaciones ya que Failure no eran tan dados a este tipo de sonidos.

La marca de la casa está, no obstante, en canciones llenas de riffs vaporosos, y con un equilibrio prodigioso de sensibilidad y potencia que lleva a épicos estribillos. «A.M. Amnesia», «Petting the Carpet» y «Come Crashing» definen un universo, el de Failure, donde grunge chocaba con post-hardcore y emo formando esa quintaesencia de un rock alternativo inquietante pero bello al mismo tiempo. Esta bipolaridad toma más relevancia ahora si cabe, descontextualizada de todas las bandas que les rodeaban en aquella época.

Hay una banda en particular, quizá algo denostada y contemporánea suya, con la que Failure ya se solapaban entonces y hoy siguen haciéndolo. Los fans de Stone Temple Pilots deberían disfrutar de lo lindo tanto de la agitación de «The Focus» como de la hermosa balada al piano «Mulholland Drive», cuyos aires de lisergia la hacen aparecer como un derroche compositivo que separa el disco en dos. Y ya que tiramos del hilo, qué decir de ese grunge espacial que es «Counterfeit Sky», algo así como su propia «Black Hole Sun». Y al escuchar esa despedida emotiva de «I Can See Houses», en la que uno puede ver trazas de los mejores tiempos de Nine Inch Nails o Radiohead, no se puede evitar pensar que hoy en día nadie suena así. Nadie transmite así.

No hablamos del mejor disco de Failure. Eso sería mucho decir y se lo dejamos al rocoso y áspero «Magnified». Pero «The Heart is a Monster» es el mensaje que a mediados de los 90 Andrews y Edward enviaron en una cápsula al futuro para que posteriores generaciones descubrieran cómo sonaba la música en los 90, cómo se regodeaba en los ambientes, cómo se paladeaba lentamente y en definitiva, cómo pasaba a formar parte de nosotros como individuos.

 

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1 de enero de 2015