/Reseñas///

Icarus Crash – 13 Segundos de Caída Libre

Icarus Crash - 13 Segundos de Caída Libre portada
Autoeditado, 2007
Productor: carus Crash
Banda: Juanky, Antonio Crash, Carlillos, JuanK

Géneros: ,

7.8

Icarus Crash fue la banda que inauguró la sección de maquetas de la web. Unos años después con su primer y autoeditado largo en las manos podemos dar cuenta de su discurrir como banda. A lo largo de 10 canciones, los malagueños tienen más holgura para seguir mostrando sus influencias y a la vez desarrollar su propio espacio. Porque al pensarlo nos asalta la evidencia de que un estilo nada rebuscado como el que practican (que podríamos definir como pop-rock alternativo sin devanarnos mucho los sesos) no abunda en nuestro país, simplemente porque ni es vendible ni queda intelectual.

No por ello hablamos de música sin ninguna complicación, pero sí de una que busca las melodías y los estribillos, sin demasiados complejos. Y a menudo los encuentra, cargando las tintas en riffs, alguna que otra atmósfera épica y cada vez más en las líneas vocales. Por supuesto, la banda no ha perdido su filiación noventera. Así lo demuestran desde el comienzo del disco. «El Espejo» es un buen compendio de esas fórmulas de la melodía/distorsión y también de la calma/riffs con resquicios para solos lustrosos pero contenidos. Similares parámetros se observan en «Hierro, Cobalto y Niquel» que sin embargo añade ingredientes melódicos y cierta psicodelia.

Sin necesidad de imitar a Nirvana, recogen muchos de sus ecos en las vetas de punk melódico de «Nada Personal», con chirriantes guitarras, bajos que atronan sobre el conjunto y baterías revolucionadas. Pero Icarus Crash carece de la oscuridad de los de Kurt Cobain e incluso sorprende añadiendo una coletilla de aire reggae. Esta pasión por derivar dentro de los propios temas se aprecia también en «La Noticia», que bascula entre un estribillo con fuerza y unas estrofas que bordean el tedio.

En temas así se adivina que la evolución de la banda puede pasar por clarificar esquemas y acercarse también a un rock (y un pop, pongámoslos siempre juntos) más clásico. Y es difícil quedarse con una de las dos facetas, ya que hay momentos casi redondos por ambos polos. Por ejemplo, tan necesaria es la templada rabia de «Bajo Cero», como catárquica es la agradable melodía acústica de «Laberinto».
La voz notablemente más nasal (generalmente encargada de los coros) contribuye a crear similitudes con otro de los referentes ineludibles de Icarus Crash. Hablamos claro de los Smashing Pumpkins, cuyos reflejos se hacen patentes tanto en la meditabunda «El Viejo Plan», con esos riffs tan prestados del metal y esas melodías de pura filiación pop. Mención aparte merece «Ro», rock de guitarras a la par que tremendamente ligero. De largo el estribillo más pegadizo del disco.

También hay algo de afán sinfónico en Icarus Crash. Esto queda reflejado en la bonita melodía de piano de «La Mujer de Porcelana», que transmite la fragilidad y sensualidad que tal título sugiere, añadiendo efectos psicodélicos. En similar onda instrumental, «Nuevo Vals Para Caer» ejerce de barroco y un tanto ochentero final.

Respecto al apartado lírico, talón de Aquiles de casi todas las bandas de clara influencia anglosajona que se atreven a dar el salto al castellano, se les ve aún renqueantes. No escapan de algún que otro tópico, ni de momentos de menor convicción, pero por el lado positivo tenemos que ambos registros vocales eluden el típico subterfugio de la distorsión vocal apenas reconocible tan típico en el indie, lo que es de valorar.

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1 de enero de 2007