/Reseñas///

Jesu – Ascension

Jesu - Ascension portada
Caldo Verde, 2011
Productor: Justin K. Broadrick
Banda: Justin K. Broadrick

Géneros: , , , , , ,

7.7

Tiempo ha pasado, como el que no quiere la cosa desde aquel 2004 en que se perfilaba Jesu como un nuevo proyecto de Justin K. Broadrick, artista inquieto cuya mayor notoriedad le vino por los más extremos Godflesh. Tras experimentar en este proyecto entre terrenos propios y ajenos, desde el industrial al post-metal, el noise, el downtempo y el shoegaze, finalmente el músico ha dado con una fórmula para enfocar aún más el proyecto. Separar la parte electrónica de este, rebautizada Pale Sketcher, para dedicarse al guitarreo lento y depresivo, aunque tal vez ya menos de esto último.

Con «Ascension», Broadrick mira de nuevo a los 90, una década en la que se encontraba de plena actividad pero quizá dando la espalda a los sonidos que ahora es capaz de recuperar desde una perspectiva más abierta. Y es que, los pesados riffs de «Fools» remiten a un rock alternativo que tiende puentes desde el grunge al indie-rock pasando por leves matices shoegaze, puro desencanto retro. La antítesis luminosa, pero hermanada en la densidad de riffs es «Sedatives», auténtico himno tan melódico y feliz que repelerá a los metaleros más herméticos. En ella, Broadrick deja salir toda la influencia de Bob Mould en su música.

No quiere decir esto que se nos niegue la típica ración de catarsis espacial ralentizada y de más límpido sonido. Los aires sintéticos de «Birth Day» o la belleza hipnótica de «Broken Home» siguen en la brecha del sonido atmosférico y que florece a partir del ruido. Y por supuesto, continúa la tendencia de utilizar más la voz. Qué poco queda en Jesu de esos inicios marcados por los sonidos post-metal de moda. No es bobada que sus lanzamientos hayan dado el salto desde Hydra Head (la casa de Isis) hasta Caldo Verde (la del lider de Red House Painters, Mark Kozelek).

Y es que Jesu cada vez más, refleja sentimientos agridulces de depresión y nostalgia, pero con el recuerdo firme de la belleza y menos de rabia destructiva. La pesadez de un J. Mascis metido al sludge en «Brave New World», melodías del grunge al indie-rock en «Black Lies» y una carga depresiva que embarga al oyente hasta la asfixia. Desprovisto en su mayor parte del brillo de los sintetizadores, esculpiendo el drama hasta que todo se enfoca a los estados de ánimo más bajos, «Ascension» no es una escucha sencilla; pese a rebosar melodías, se encuentran tan enterradas bajo una capa de niebla y otra de lodo, que es complicado bajar a por ellas y volver para coger aire.

Broadrick ha encontrado un universo tan personal en Jesu, tan lleno de influencias y a la vez tan hermético en su propio ser, que impresiona. No sabemos si con este tercer disco ha encontrado definitivamente su sonido, pero está claro que el artista busca crear sus propios refugios sonoros. Pocos consiguen sublimar tanto algunas de las peores sensaciones del ser humano, de forma tan exhaustiva e insistente.

Contenido relacionado

15 de julio de 2011